Paisaje

Pintorescos Paisajes

Los hermosos y pintorescos paisajes de Galicia son la cuna de una apicultura singular, que nos ofrece desde tiempos remotos unos productos apícolas conocidos y valorados por sus calidades naturales. Unos paisajes de flores cargadas de polen y néctar, que propician el asentamiento de las colmenas de abejas. Además de las valiosas mieles, nos ofrecen de manera inseparable sus hermosas floraciones repartidas a lo largo del año, que darán lugar posteriormente a los ricos y variados frutos resultantes de la unión indispensable entre plantas y abejas.

Entre esas abundantes flores hemos de destacar las del castaño, Castanea sativa, considerada la flor de mayor interés apícola de Galicia. Se distribuye aisladamente o bien formando bosques, denominados «sotos» o «castañar», los cuales son muy abundantes en las provincias de Ourense y Lugo y en algunas comarcas de A Coruña y de Pontevedra. Su valor apícola es muy elevado, pues producen buena cantidad de néctar, polen e incluso, al final de verano, mielada. Las candelas, como se conoce a la flor del castaño, iluminan el paisaje y llenan de aroma los bosques a inicios de verano.

El paisaje de tonalidades púrpuras que nos presentan los brezales en los montes del interior de Galicia constituye un verdadero espectáculo para la contemplación, así como una fuente de néctar para las abejas. Estos brezales constituyen frecuentemente formaciones vegetales mixtas con los retamales. Los brezos del género Erica, fundamentalmente la E. umbellata, tienen un valor apícola alto, ya que su floración comienza en febrero y finaliza en agosto. En cuanto a las retamas o genistas, de la familia Leguminosae, plantas de interés apícola por su producción tanto de néctar como de polen, contribuyen en primavera a las manchas blancas o amarillas de los montes, en función de la especie predominante en cada zona.

En el paisaje rural gallego no pueden faltar los zarzales, otra de las plantas de flores melíferas singulares de nuestra tierra. La miel de zarza, género Rubus de la familia de las Rosaceae, se produce en las zonas rurales del interior de Galicia donde esta planta, utilizada tradicionalmente para servir de valla natural, consigue sobrevivir hoy en día colonizando tierras agrícolas abandonadas. Son plantas muy importantes por su producción de polen y néctar. Las zarzas comienzan su floración a finales de mayo y la terminan en agosto.

Los bosques de eucalipto abundan en toda la franja costera como consecuencia de las repoblaciones forestales. La floración tiene lugar en individuos adultos durante los meses de noviembre a marzo, con lo cual se logra un alto rendimiento en la secreción de néctar, y produce grandes cantidades de miel monofloral. De este árbol destaca en el ámbito melífero la especie del Eucalyptus globulus.

El roble, árbol autóctono ligado a nuestro paisaje desde siempre, así como a nuestra cultura y tradiciones, tiene también una gran relevancia en la producción apícola por su capacidad para producir mielato; en concreto, la especie Quercus pyrenaica, sobre todo en el sur de la provincia de Lugo y en la mitad oriental de la provincia de Ourense. Los frondosos robledales (carballeiras), bosques de robles presentes en casi todas las aldeas de Galicia, van perdiendo su espacio debido a los cambios de los usos del monte, pero siguen ofreciendo su amparo a numerosas especies animales, entre ellas las abejas, así como su abrigo para momentos de descanso y ocio de las personas.

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